
En este momento recuerdo los dias de infancia en los que mi padre y mi madre solian preparar la cena juntos en casa, hacian malabares con el sueldo,(cierto es que a mi generacion le tocó vivir los estragos de las crisis económicas del 80 y del mundo) para darnos una cena y regalarnos ese pequeño ritual familiar que hasta ahora entiendo y aprecio. Puedo verla a ella cocinando, haciendo magia con sus ingredientes y sus manos, algunas veces con su sonrisa y otras con su rostro un tanto estresado por no tener la cena lista a las 10 de la noche, él, apurado cortando su fruta para hacer esa enorme olla de ponche que ahora que lo pienso, pudo haber sido suficente para la colonia, él la ensalada, ella el pollo relleno con sus complicaciones, quirurjicas y las inyecciones de ron y la marinada y el relleno, y todas esas cosas que hacien hermoso el ritual navideño de la casa. No venía Santa Claus, porque el no podía venir hasta el valle del mezquital, a ese pueblo lleno de polvo por las c...