El rito de las Flores
El día siguiente fue
una lámina azul tan inmensa y pesada
como ésta hoja en
blanco que se ha mantenido intacta
las flores erguidas al pié de tu féretro
fueron vigilantes
blancos de tu sueño,
decían entre sí que la
sal anidaba en sus pétalos.
Esa noche mi corazón se
transformó en roca
No pude derramar ni una lágrima
sólo quería proferir
palabras a la hora exacta
en que te fuiste..
Y es que hablamos de la muerte como un país lejano
como una isla en la que
arribaremos una estación cualquiera.
Esa madrugada partió en dos al mes de mayo
y te marchaste antes de armar el equipaje.
Inexorablemente pienso este carnaval de instantes que nos dejas
tus libros, los temas
evadidos, la ideas complejas que ahora entenderé menos
Nunca me aterró tanto el blanco de una cama
como esa de la madrugada en que te fuiste.
Aún no puedo voltear la
vista
hacia los árboles que plantaste al frente de la casa
sus hojas son esquirlas, hay en ellas un dejo de tus manos.
y la tierra que los nutre son tropos de tu
ausencia
¿Padre a quien le
pregunto ahora de la vida?
cómo evito la
inundación que provocan las canciones viejas que tarareaba tu boca…
cómo eludir el sonido
de tus pasos deambulando en el pasillo…
cómo huir al sobresalto
de una inútil espera.
Han transcurrido varios
días
y pienso en tus ojos
como un aljibe,
te has llevado a otro
sitio la esférica silueta de las gotas
dejándonos en casa, la rugosa textura de sal para la mesa.
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